La enfermedad de Osgood-Schlatter, comúnmente conocida como “Crecederas” o enfermedad de Lannelongue, es un tipo de alteración osteo-tendinosa descrita por primera vez por Osgood y Schlatteren en 1903.
Esta lesión afecta a 1 de cada 10 adolescentes deportistas, por lo que es importante identificarla correctamente y ponerse en manos de profesionales sanitarios precozmente, debido a que casi el 40% de los pacientes que refieren dolor tras un seguimiento prolongado, pueden tener consecuencias como la cronificación del dolor y la aparición de una tendinopatía del tendón rotuliano en la rodilla, pudiendo acabar condicionando la aplicación de técnicas quirúrgicas.
El Osgood-Schlatter consiste en una inflamación de la protuberancia ósea anterior en la tibia, delante y debajo de la rodilla, lugar de inserción del tendón rotuliano en el hueso en la pierna. Es una dolencia por tracción, debido a contracciones repetidas del músculo recto anterior, músculo que se encuentra en el muslo y forma parte del grupo muscular del cuádriceps: el músculo cuádriceps es el encargado de realizar el movimiento, de levantar la pierna y de estirar la rodilla al andar, saltar, realizar una patada al balón, etc…
¿EL OSGOOD-SCHLATTER DUELE?
Esta dolencia se caracteriza por dolor, tumefacción, inflamación, engrosamiento e hipersensibilidad en la zona inferior de la rodilla debajo de la rótula, donde se inserta el tendón rotuliano en la tibia llamada tuberosidad tibial anterior.
En el mayor número de casos tratados y rehabilitados, dicha zona inflamada se rellena de hueso, generando un bulto como si de un montículo se tratara en la zona de inserción del tendón en la tibia. Montículo de mayor o menor tamaño dependiendo del grado de lesión que hubiera sufrido la inserción del tendón en la tuberosidad tibial anterior (hueso).
¿QUIÉN PUEDE TENER ESTA DOLENCIA?
Esta lesión afecta a 14 hombres por cada mujer, los síntomas aumentan a medida que avanza
la maduración ósea y madura el cartílago de crecimiento, cuya dolencia puede persistir sin prevención y ni tratamiento hasta la edad adulta. Suelen ser personas deportistas, en cuyos deportes hay acciones explosivas (saltos, sprints, chuts), de impacto (carrera) y continuos cambios de dirección.
Estas acciones se pueden considerar como cargas de estrés transmitidas desde el músculo cuádriceps, a través del tendón cuadricipital y rotuliano, hasta el punto donde se une al hueso de la tibia en la pierna (tuberosidad tibial anterior), provocando una alteración de ese punto tan localizado llamada avulsión. Que tras su cicatrización y relleno óseo formará ese bulto que muchas personas se pueden palpar en la zona inferior de la rodilla.
CAUSAS QUE LO PROVOCAN
- La causa principal es la tracción sostenida del tendón rotuliano por rigidez del músculo recto anterior del cuádriceps, mediante acciones repetitivas fuertes y violentas del músculo y tendón en la práctica deportiva, junto con un factor importante de crecimiento acelerado del deportista.
- Deportistas cuyo nivel de intensidad o duración del entrenamiento es superior al que pueden soportar debido a su condición física y/o edad de maduración.
- La especialización temprana de un deportista en un solo un deporte, el hecho de que un apersona solo realice un tipo de actividad deportiva desde la infancia, conlleva lesiones prematuras en edad juvenil y adulta.
- Las cargas de estrés transmitidas desde el músculo del muslo hasta la pierna provocan es alteración ósea debajo de la rodilla, que evolucionará en creación de tejido óseo, formando esa prominencia justo en el borde inferior de la rodilla.
- Personas que tiene una descompensación del nivel de fuerza entre la cara de delante del muslo, músculo cuádriceps, y la cara posterior del muslo, músculo isquiosural.
- Deportistas que padecen un acortamiento de la musculatura posterior del muslo, hablamos de la musculatura isquiosural.
- Personas con desalineación de las extremidades inferiores: valgo de rodilla.
- Personas con mucho arco en los pies, pies cabos y en pronación.
- Carencias nutricionales.
¿QUÉ SE SIENTE?
Las personas y/o deportistas pueden sentir: en un estadio inicial, padecen sufren de dolor después de la actividad física, que se resuelve en 24 horas. En un estadio moderado aparece el dolor durante la actividad y después de la actividad, no limita la actividad y se resuelve a las 24 horas. Y puede presentarse en in estadio mas insidioso, donde el dolor es constante limitando la actividad y la practica deportiva diaria. El dolor aparece a la palpación, al ponerse de rodillas o al realizar un gesto brusco y explosivo (chut al balón).
EVOLUCIÓN
Es muy importante el diagnóstico precoz, por el contrario, aproximadamente el 50% de los pacientes se recuperan por completo 2 años después de su diagnóstico, y los niveles de fuerza en el muslo puede que sigan siendo inferiores a los iniciales. En algunos casos puede volverse crónico y padecer complicaciones como: pseudoartrosis, condromalacia rotuliana, alteración en la alineación de la rodilla, rótula alta, alteraciones óseas en tibia, fractura ósea en la tibia de zona insercional y limitación en la capacidad de poder doblar la rodilla.
El diagnóstico del Osgood-Schlater principalmente es clínico y se basa en los síntomas. Aunque, cabe destacar confirmación mediante pruebas complementarías como la radiografía, ecografía o resonancia magnética, permitiendo realizar un diagnóstico preciso y diferenciador de otras patologías de sintomas similares como fracturas, tumores, infecciones, tendinopatías o enfermedad de Hoffa.
TRATAMIENTO DE FISIOTERAPIA
El objetivo de la rehabilitación es que la persona vuelva a tener una estructuras músculo-esquelética SANA FUERTE y RESITENTE.
En el Tratamiento Fisioterapéutico tendremos en cuenta los factores capaces de controlar y modificar, ya sean intrínsecos, extrínsecos y ambientales, tales como: degeneración del tendón, neovascularización, y procesos inflamatorios crónicos como respuesta de un intento fallido del organismo de regeneración y recuperación.
Lo primero a tener en cuenta en el proceso de tratamiento es la disminución de la actividad. Reducir y hasta eliminar cualquier carrera, saltos, cambios de dirección hasta que los síntomas mejoren.
Muy importante realizar un buen trabajo de Ejercicio Activo Terapéutico para disminuir la tensión generada por la musculatura extensora, evitar una tensión excesiva en la zona de inserción en la tibia, mejorar la flexibilidad de musculatura isquiosural, gastronemios (gemelos) y banda iliotibial.